Por qué elegí Bellas Artes

Si has llegado aquí es porque eres artista y estás buscando Grados o te gustaría saber más sobre cómo es estudiar Bellas Artes. Quédate, que te comparto mi experiencia!

Aunque pueda parecer extraño, un año y medio antes de empezar la universidad, yo no sabía qué estudiar. Así que te voy a contar cómo elegí esta formación, mi experiencia en la facultad y qué hay que tener en cuenta a la hora de plantear una carrera artística.

Ilustración a color de una caja de cd hecha por Marta Amorós.
‘PROUD LIKE A GOD’: una portada hecha hoy para un disco que escuchaba entonces.

Yo también dibujaba letras de grafiti

Muchas historias de “por qué me dedico al arte” empiezan con que el mito de que el artista en cuestión apuntaba maneras desde su primer estornudo. Pero mentiría si me fuera muy atrás en mi historial. Fue de adolescente que conecté con el dibujo. Me daba alas por un rato. Desde mi escritorio, dibujando por las noches, descubría y recorría lugares nuevos. El dibujo era un espacio donde experimentar la ambición, el amor incondicional, la resiliencia. También para aprender a lidiar con la desesperación, claro.

Al principio copiaba personajes de Disney. Después, decoraba con primor los sobres de las cartas que mandaba. Más tarde, ilustraba carátulas para los discos de nu-metal que compartía con mis amigos. Hasta que di con algo que me pirraba: llevar una especie de diario creativo y hacer a mano regalos para mis seres queridos. Esto lo sigo haciendo hoy con el dibujo de bolsillo y las tiras de fotomatón.

(Aún) sin rumbo

En Secundaria no se me alentó a seguir itinerarios artísticos. Sin embargo, pasaba las clases garabateando en los márgenes del cuaderno porque me concentraba mucho mejor para escuchar. A la hora de imaginarme estudiando coqueteé con la idea de hacer Periodismo, Lengua y Literatura o incluso Historia del Arte.

Ilustración a color de una mujer hecha por Marta Amorós.
Así recuerdo a mi profesora Mari Cruz.

Pero, como sucede a menudo, fueron las cosas pequeñas las que me llevaron a tomar grandes decisiones: en el Bachillerato de Humanidades, mientras remataba un grafiti con la tercera declinación, la profesora de Latín y Griego me preguntó: “¿Has pensado en hacer Bellas Artes?”. Contesté con diez minutos de negativas. Sin embargo, se despertó algo en mí.

Sin idea de lo que allí se hacía o noción alguna de en qué podía trabajar después con eso, la imagen de pasar tiempo “oficial” dedicándome a los colores me encendía el corazón. Tanto que la charla con mi profesora (¡gracias, Mari Cruz!) fue un miércoles y ese viernes ya estaba buscando academias.

Había una prueba de acceso

Entonces Bellas Artes era una carrera de cinco años a la que se accedía con una prueba, aparte de la de Acceso a la Universidad. Esta consistía en un examen de dos días dibujando del natural una estatua a carboncillo.

Lo habitual era prepararlo en una academia y, tras una pequeña búsqueda, tuve la suerte de que la mejor maestra de dibujo vivía a calle y media de mi casa.

Fueron trece meses dedicándole al menos cuatro horas las tardes de los viernes. Recuerdo salir del examen exultante: las manos manchadas de carboncillo hasta los hombros, negra también la cara, y con una certeza en forma de brillo en los ojos.

Ilustración a color de figura cuerpo entero hecha por Marta Amorós.
Autorretrato recordando mi emoción al salir del examen.

Mi experiencia en Bellas Artes

Hice Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, en la facultad de Ciudad Universitaria. El último año lo cursé de Erasmus en la Universität der Künste de Berlín (pero esto queda para otro post 😉). Hablemos de Madrid.

Tal y como estaba configurada entonces, era una carrera muy pedagógica. Replicaba a pequeña escala lo que te encuentras al salir de la facultad.

Me refiero a que

    • contaba tanto lo que aprendías allí como lo que ya traías puesto (tu curiosidad, tu recursos, tu contexto)
    • sin mucho devanarte los sesos podías ir pasando cursos pero para destacar había que dejarse uñas y dientes y el éxito no estaba garantizado
    • aplicaba también el dicho “quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”
    • se daba por supuesto que todos podíamos afrontar los costes de unos estudios que, pese a ser públicos, eran caretes.

Estos son los tesoros que encontré:

Dar con profesionales apasionados es un placer ☀

Y aprender con ellos hace que te gusten cosas que ni imaginas que te interesan. Otro día traeré por aquí una escultura en bronce que hice en tercero y a la que le tengo mucho cariño por todo lo que disfruté aprendiendo con aquel profesor.

Tú puedes ser ese profesional ❤

Quizá no en las Bellas Artes. O sí. Pero también en el mundo de la joyería, la animación digital, la arteterapia o la educación. La cosa es que no importa lo que cuentes, sino cómo lo cuentes. Y lo que das al hacerlo.

La diversidad es abundante 🌼🌹🌷

Si lo que haces es lo tuyo, por raro o exclusivo que te parezca ahora mismo, si sigues haciéndolo encontrarás gente con la que sintonices. 

Hay más libertad dentro de tres reglas que sin ellas 📝

Un par de pautas, aunque sean escogidas aleatoriamente, estimulan más la creatividad que la vasta abstracción que supone la posibilidad de tooooodas las opciones. Créeme, fue la lección artística que saqué de Berlín.

Vas a aprender de tus compañeros 🌿

No por casualidad hay un grupo de Facebook que se llama BELLAS ARTES UCM Aprende de tus propios compañeros. Ese ambiente se echa muchísimo de menos al acabar la facultad.

Qué te recomiendo

Si tú también estás pensando en hacer un Grado en Bellas Artes, así es cómo me hubiera gustado plantearlo a mí:

🗓 Valora tus recursos y necesidades a medio plazo

Si te urge independizarte, aprender idiomas o viajar hay que tenerlo en cuenta. En Bellas Artes se compran soportes y material a menudo. Costearlos no siempre es fácil de compaginar con otros proyectos vitales.

✉ Contacta con exalumnos

O alumnos que estén terminando. Habla con los profesores de la facultad que a la que estás sopesando ir. Y pregunta mucho. Si no se te ocurre qué o a quién preguntar, escríbeme y hablamos.

🔎 Visualiza tu profesión dentro de 10 años

Lánzate un triple, ninguno sabemos cómo estará el asunto para entonces 😉​

💡 Mira si para ejercerla podrías ir por un camino más económico/efectivo

Tan válido me parece entrar de lleno en BBAA como combinar la creatividad con un plan escalonado más práctico. Por ejemplo, un itinerario que pase por un Grado Medio en tu otra pasión mientras cultivas con rigor ese área de las Bellas Artes que tanto te llama.

Es la era de la formación permanente, así que no desdeñes empezar por ahí. Puedes empezar una carrera artística aprendiendo un oficio que te dé acceso rápido a un empleo y combinar esto con cursos cortos muy específicos que expandan tu faceta creativa. Si finalmente necesitas estudios en Bellas Artes para progresar en tu vida laboral, acabarás cursándolos.

▶ Empieza ya

Nada mejor para hacerse una idea que probarlo. Haz un proyecto tan pronto como termines de leer este texto. Nombra tus referentes, establece unas reglas, materializa obra-lista-para-exponer y conócete en tu proceso de trabajo. Esta es la tarea creativa. Cuanto más pruebes, mejor aprovecharás tu paso por la facultad.

Es todo por ahora 😊

Espero que saber por qué elegí esta carrera y conocer un poquito de mi experiencia te ayude en tu camino creativo. Tanto si estás valorando hacer un Grado en Bellas Artes como si lo que deseas es dibujar en tu día a día, hoy hay un sinfín de posibilidades para disfrutar de los beneficios de la creatividad. ¿Y sabes lo que tienen en común? El ingrediente principal del arte: la pasión. Así que si te pica el gusanillo de darle color al mundo o te picó hace tiempo, cuéntanos cómo lo haces tú 👇​ Ya sabes, se aprende de los compañeros!

2 comentarios en «Por qué elegí Bellas Artes»

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